Reflexiones sobre Ainé

Estaba embarazada y Brigantía estaba mucho más cerca de lo que nunca estuvo, pero guió mis pasos hasta Ainé, no sé muy bien cómo, supongo que como hace muchas de las cosas que quiere que encuentre o que experimente en mi vida, poniéndolas en mi camino, en mis sueños, en mi trabajo...pero si sé el porqué me llevo hasta ella, y porque me enamoré de Ainé al instante, mi hija lleva su nombre con orgullo.
Ainé es una Diosa Solar, también vinculada a la Luna Llena, su cuna es Limerick
en las costas de Irlanda. Diosa del verano tiene su día hoy, durante el solsticio que es cuando se le hacen los mayores honores, y se le ruega protección y fertilidad, tanto para las cosechas, como para el ganado, como para nosotros mismos. Ella gobierna la riqueza, la soberanía, el amor, la fertilidad, los cultivos, los animales, la protección,...Es reina de las hadas y Diosa de la Tierra y la Naturaleza, honrada y venerada, Ainé era y es ante todo la Diosa del pueblo a quién protege bajo su manto.
Se la representa con los cabellos rojos o dorados cómo el sol, con una capa luminosa como el cielo y, a menudo, acompañada de una gran yegua roja. Ainé es amor, alegría, felicidad, pero también nos ayuda a emponderarnos, a tener una buena autoestima y a no dejar que nadie nos pise, a defendernos y alcanzar nuestras metas.

A veces Ainé también susurra, y me trae mensajes sobre la brisa cálida:

“Soy el viento, la voz y el recuerdo que sopla infinito en el aire del tiempo. Soy los colores que llueven en Mayo cuando el arco-iris se pinta de ensueño.”

Zeltía La Loba. Copyright©2019

*Imagen: Amanecer del solsticio de verano en Limerick, dentro del Grange Stone Circle.



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