LA ESCALERA DE LA BRUJA: LA HISTORIA OCULTA, POR CHRIS WINGFIELD
RESPECTO A LA ESCALERA DE LA BRUJA.
Texto traducido por Alban Heruin, gracias por compartir el trabajo.
LA ESCALERA DE LA BRUJA: LA HISTORIA OCULTA, POR CHRIS WINGFIELD
Cuando se encontró un rosario de plumas en un ático de Somerset, junto con cuatro escobas, las sospechas de brujería comenzaron a volar. Este toque de magia y superstición rural capturó la imaginación de la comunidad del folklore victoriano, sin embargo no todo el mundo estaba convencido de ello.
Cuelga en la sección de "magia y brujería" del Museo Pitt Rivers y es un extraño objeto de Wellington, en Somerset. Es una larga cadena de metro y medio con un lazo en un extremo en la cual se han insertado plumas a lo largo de su longitud. Una etiqueta bajo ella dice:
"Escalera de las Brujas hecha con plumas de gallo. Se dice que fue utilizada para reducir la producción de leche de las vacas de los vecinos y para causar la muerte de personas. Del ático de la casa de una anciana (¿una bruja?) que murió en Wellington."
Esta información está basada en una nota enviada al museo con el objeto en 1911 cuando fue donada por Anna Taylor, la esposa del famoso antropólogo Edward Burnett Tylor. Esta declaró:
La “Escalera de las Brujas " vino desde aquí (Wellington). Una anciana, que se decía era una bruja, falleció, encontrándose la misma en su ático, la cual fue enviada a mi marido. Fue descrita como hecha de plumas de gallo, y se pensaba que era utilizada para reducir producción de leche de las vacas de los vecinos - no se dice nada acerca de volar o escalar. Hay una novela llamada "la escalera de la bruja" por E. Tyler en la que la escalera se enroscaba en el techo para causar la muerte de alguien”.
Esta breve explicación es una versión muy resumida, y en gran medida inexacta de la secuencia de eventos que rodean el descubrimiento de este objeto curioso. Incluso sobre la base de esta descripción, sin embargo, la etiqueta tergiversa los hechos sugiriendo que la escalera puede haber sido utilizado para causar muertes, cuando la nota de Anna Tylor sólo dice que era usada de este modo en la trama de una novela. La historia de este objeto parece apuntar a las formas en que las historias sobre un objeto pueden crecer, convirtiendo el folclore en ficción.
PUBLICACIÓN EN EL DIARIO FOLK-LORE
Veinticuatro años antes, en 1887, apareció un artículo en El Diario Folk-Lore con el título "Una Escalera de brujas." Con una ilustración hecha a mano a la derecha, en un cambio en los bloques de texto que normalmente componen esta revista, que normalmente se dedicada en gran parte a temas tales como cuentos populares, mitos y supersticiones. El autor del artículo es el Dr. Abraham Colles, pero un proyecto corregido que hay en el Museo Pitt Rivers, sugiere que el artículo había sido presentado y corregido por Edward Burnett Tylor, un lector en Antropología en Oxford y Guardián del Museo de la Universidad.
El artículo registra cómo, durante una visita a su hogar, Colles había llegado a escuchar sobre el objeto. Este había sido encontrado en un espacio en el techo de una casa demolida casi diez años antes, en 1878-9, al lado de seis escobas y una silla vieja. Según Colles, los obreros que hicieron el descubrimiento afirmaron que la silla era para el descanso de la bruja, las escobas para montar sobre ellas, y la cuerda para actuar como una escalera para poder atravesar el techo. Él afirma que no era capaz de descubrir los motivos en los que basaron sus afirmaciones, pero que no dudó en "designar a primera vista a la cuerda con plumas como Escalera de la Bruja."
Otras investigaciones revelaron poco acerca de la posible función del objeto, con excepción de algunas señoras de edad en Somerset que mencionaron la "cuerda con plumas" cuando se les preguntó sobre la brujería y los hechizos. Los siguientes números del Diario Folk-Lore vieron las contribuciones de numerosos corresponsales, incluyendo J. G. Frazer quien hizo la sugerencia acerca de cómo obtener leche de vacas lejos de los vecinos, sobre la base de las tradiciones de Escocia y Alemania. Charles Leland escribió desde la Toscana, sobre una tradición de causar la muerte con una ghirlanda de plumas o guirnalda.
PRESENTACIÓN EN LA ASOCIACIÓN BRITÁNICA PARA EL AVANCE DE LA CIENCIA
Cuando Tylor presentó el objeto en una reunión de la Asociación Británica para el Avance de la Ciencia en Manchester el viernes 2 de septiembre de 1887, dos miembros de la audiencia se pusieron de pie y le dijeron que, en su opinión, el objeto era un Sewel, y habría sido sostenida en la mano para dar la vuelta al ciervo, durante la caza. Tylor dijo que iba a tratar de conseguir uno de estos para compararlo, pero no hay constancia de si tuvo éxito. Curiosamente, sin embargo, una segunda "escalera de brujas" fue donada al museo por Tylor en 1911 y teniendo ésta plumas de aspecto más nuevo. ¿Podría ser esto un Sewel y no la escalera de bruja?
EL CONGRESO INTERNACIÓN DE FOLK-LORE
Después de su experiencia embarazosa en la reunión de 1887, Tylor parece haber sido muy reacio a exponer el objeto en el 2º Congreso Internacional de Folk-Lore cuando se llevó a cabo en Londres en 1891. En el informe sobre su charla, afirma que se le instó a llevar la escalera para mostrarla, pero no lo hizo porque, según dijo: “desde ese día hasta hoy no he encontrado la corroboración necesaria de la afirmación de que tal cosa fue realmente utilizada para la magia." Sin embargo en el catálogo de exposiciones para esta conferencia se registra que Tylor mostró el objeto, probablemente porque había el convencimiento de que lo iba a hacer. También registra el hecho de que el Sr. Gomme exhibió una pequeña fotografía de la Escalera de la bruja del Dr. Tylor, tal vez por la negativa de Tylor, al no pudo ser persuadido para mostrar el original.
LA PRIMERA FICCIONALIZACIÓN
En 1893, Sabine Baring-Gould publicó una novela basada en el folclore de Devon, la Sra Curgenven, en la aparece la escalera de las brujas. El objeto descubierto es una tira de lana negra entrelazada con hilo blanco y marrón, colgando de una chimenea en la que se enrollan plumas de faisán, alternativamente y cada pocas pulgadas.
En la escalera de las brujas de Baring-Gould "Había todo tipo de dolores y males en sus nudos y en sus plumas;" y donde terminaba la escalera había una piedra atada en su extremo y entonces sería hundida en la Alberca de Dogmare y "Todo mal deseado que quieras se liberará, uno tras otro, de las uniones a los huesos, cabeza y extremidades, de las leyes físicas". En esta versión, el agua podría desatar y pudrir los lazos liberación de los malos deseos, que aparecen en la alberca en forma de burbujas. ¿Fue esta nueva prueba independiente para apoyar la interpretación mágica de la escalera de la bruja?
LAS INVESTIGACIONES DE TYLOR
Tylor escribió evidentemente Baring-Gould para preguntarle acerca de su fuente para la información en su historia de ficción. Recibió una carta en 1893 en el que Baring Gould dijo: "Me gustaría poder darle alguna cosa cierta sobre las escaleras de brujas". Afirma "Lo que pongo en "Sra. Curgenven "sobre el hundimiento de la escalera en Alberca de Dogmare de modo que a medida que se pudría, los malos deseos podrían escapar era pura invención propia. Sentí que debía conseguir sacarlos de alguna manera y conseguir una forma para liberarlos”. Baring-Gould preguntó entonces a Tylor por Marianne Voader, una mujer afama localmente por ser una bruja y ella "profesaba no saber nada acerca de tal cosa y que piensa que lo que tienes en Wellington no era más que una cadena conjunta de plumas para asustar a las aves de una hilera de guisantes”.
Tylor, nunca pareció encontrar las pruebas que estaba buscando. Antes de 1911, cuando se había retirado de Oxford y el objeto fue donado al Museo Pitt Rivers, la Escalera de las Brujas se había convertido por sí misma en un elemento de folclore. Fue re-utilizado como un elemento de la trama de una segunda novela en 1911, que tuvo el título del objeto. En 1891, Tylor había sugerido que "La opinión popular" era que el objeto había sido utilizado para la magia, "pero la opinión sin apoyo no es suficiente, y por lo tanto la cuerda debía ser conservada hasta que algo demostrara de una manera u otra si se trataba de un miembro de la familia de los instrumentos de brujería”. Fuera o no usada originalmente alguna vez para la magia, las brujas contemporáneas definitivamente si la usan.
LA SEGUNDA VIDA DE LA ESCALERA DE LAS BRUJAS
Desde los tiempos de Tylor la Escalera de la Bruja se convirtió en un elemento en la práctica de la Wicca o brujería contemporánea, en la que se pueden unir los deseos positivos. Sin embargo, esta tradición se ha dibujado en gran medida de las obras de Gerald Gardner, Margaret Murray y Charles Leland, todos ellos miembros prominentes de la Sociedad Folclórica, y por lo tanto propensos a haber tenido conocimiento del descubrimiento de Tylor. Como no se ha registrado nunca ningún otro ejemplo antiguo de la Escalera de la Bruja, es muy posible que gran parte de la tradición contemporánea de la utilización en la brujería de dicha escalera pueda derivarse de este único descubrimiento en el ático de una casa antigua en Somerset entre 1878 -1879.
De un artículo más largo por Chris Wingfield aparecido en otoño de 2010, en Diario de la Cultura Material 15 (3) "Un caso reabierto: la ciencia y el folclore de la escalera de la bruja”. Traducido al castellano por Alban Heruin
Texto traducido por Alban Heruin, gracias por compartir el trabajo.
LA ESCALERA DE LA BRUJA: LA HISTORIA OCULTA, POR CHRIS WINGFIELD
Cuando se encontró un rosario de plumas en un ático de Somerset, junto con cuatro escobas, las sospechas de brujería comenzaron a volar. Este toque de magia y superstición rural capturó la imaginación de la comunidad del folklore victoriano, sin embargo no todo el mundo estaba convencido de ello.
Cuelga en la sección de "magia y brujería" del Museo Pitt Rivers y es un extraño objeto de Wellington, en Somerset. Es una larga cadena de metro y medio con un lazo en un extremo en la cual se han insertado plumas a lo largo de su longitud. Una etiqueta bajo ella dice:
"Escalera de las Brujas hecha con plumas de gallo. Se dice que fue utilizada para reducir la producción de leche de las vacas de los vecinos y para causar la muerte de personas. Del ático de la casa de una anciana (¿una bruja?) que murió en Wellington."
Esta información está basada en una nota enviada al museo con el objeto en 1911 cuando fue donada por Anna Taylor, la esposa del famoso antropólogo Edward Burnett Tylor. Esta declaró:
La “Escalera de las Brujas " vino desde aquí (Wellington). Una anciana, que se decía era una bruja, falleció, encontrándose la misma en su ático, la cual fue enviada a mi marido. Fue descrita como hecha de plumas de gallo, y se pensaba que era utilizada para reducir producción de leche de las vacas de los vecinos - no se dice nada acerca de volar o escalar. Hay una novela llamada "la escalera de la bruja" por E. Tyler en la que la escalera se enroscaba en el techo para causar la muerte de alguien”.
Esta breve explicación es una versión muy resumida, y en gran medida inexacta de la secuencia de eventos que rodean el descubrimiento de este objeto curioso. Incluso sobre la base de esta descripción, sin embargo, la etiqueta tergiversa los hechos sugiriendo que la escalera puede haber sido utilizado para causar muertes, cuando la nota de Anna Tylor sólo dice que era usada de este modo en la trama de una novela. La historia de este objeto parece apuntar a las formas en que las historias sobre un objeto pueden crecer, convirtiendo el folclore en ficción.
PUBLICACIÓN EN EL DIARIO FOLK-LORE
Veinticuatro años antes, en 1887, apareció un artículo en El Diario Folk-Lore con el título "Una Escalera de brujas." Con una ilustración hecha a mano a la derecha, en un cambio en los bloques de texto que normalmente componen esta revista, que normalmente se dedicada en gran parte a temas tales como cuentos populares, mitos y supersticiones. El autor del artículo es el Dr. Abraham Colles, pero un proyecto corregido que hay en el Museo Pitt Rivers, sugiere que el artículo había sido presentado y corregido por Edward Burnett Tylor, un lector en Antropología en Oxford y Guardián del Museo de la Universidad.
El artículo registra cómo, durante una visita a su hogar, Colles había llegado a escuchar sobre el objeto. Este había sido encontrado en un espacio en el techo de una casa demolida casi diez años antes, en 1878-9, al lado de seis escobas y una silla vieja. Según Colles, los obreros que hicieron el descubrimiento afirmaron que la silla era para el descanso de la bruja, las escobas para montar sobre ellas, y la cuerda para actuar como una escalera para poder atravesar el techo. Él afirma que no era capaz de descubrir los motivos en los que basaron sus afirmaciones, pero que no dudó en "designar a primera vista a la cuerda con plumas como Escalera de la Bruja."
Otras investigaciones revelaron poco acerca de la posible función del objeto, con excepción de algunas señoras de edad en Somerset que mencionaron la "cuerda con plumas" cuando se les preguntó sobre la brujería y los hechizos. Los siguientes números del Diario Folk-Lore vieron las contribuciones de numerosos corresponsales, incluyendo J. G. Frazer quien hizo la sugerencia acerca de cómo obtener leche de vacas lejos de los vecinos, sobre la base de las tradiciones de Escocia y Alemania. Charles Leland escribió desde la Toscana, sobre una tradición de causar la muerte con una ghirlanda de plumas o guirnalda.
PRESENTACIÓN EN LA ASOCIACIÓN BRITÁNICA PARA EL AVANCE DE LA CIENCIA
Cuando Tylor presentó el objeto en una reunión de la Asociación Británica para el Avance de la Ciencia en Manchester el viernes 2 de septiembre de 1887, dos miembros de la audiencia se pusieron de pie y le dijeron que, en su opinión, el objeto era un Sewel, y habría sido sostenida en la mano para dar la vuelta al ciervo, durante la caza. Tylor dijo que iba a tratar de conseguir uno de estos para compararlo, pero no hay constancia de si tuvo éxito. Curiosamente, sin embargo, una segunda "escalera de brujas" fue donada al museo por Tylor en 1911 y teniendo ésta plumas de aspecto más nuevo. ¿Podría ser esto un Sewel y no la escalera de bruja?
EL CONGRESO INTERNACIÓN DE FOLK-LORE
Después de su experiencia embarazosa en la reunión de 1887, Tylor parece haber sido muy reacio a exponer el objeto en el 2º Congreso Internacional de Folk-Lore cuando se llevó a cabo en Londres en 1891. En el informe sobre su charla, afirma que se le instó a llevar la escalera para mostrarla, pero no lo hizo porque, según dijo: “desde ese día hasta hoy no he encontrado la corroboración necesaria de la afirmación de que tal cosa fue realmente utilizada para la magia." Sin embargo en el catálogo de exposiciones para esta conferencia se registra que Tylor mostró el objeto, probablemente porque había el convencimiento de que lo iba a hacer. También registra el hecho de que el Sr. Gomme exhibió una pequeña fotografía de la Escalera de la bruja del Dr. Tylor, tal vez por la negativa de Tylor, al no pudo ser persuadido para mostrar el original.
LA PRIMERA FICCIONALIZACIÓN
En 1893, Sabine Baring-Gould publicó una novela basada en el folclore de Devon, la Sra Curgenven, en la aparece la escalera de las brujas. El objeto descubierto es una tira de lana negra entrelazada con hilo blanco y marrón, colgando de una chimenea en la que se enrollan plumas de faisán, alternativamente y cada pocas pulgadas.
En la escalera de las brujas de Baring-Gould "Había todo tipo de dolores y males en sus nudos y en sus plumas;" y donde terminaba la escalera había una piedra atada en su extremo y entonces sería hundida en la Alberca de Dogmare y "Todo mal deseado que quieras se liberará, uno tras otro, de las uniones a los huesos, cabeza y extremidades, de las leyes físicas". En esta versión, el agua podría desatar y pudrir los lazos liberación de los malos deseos, que aparecen en la alberca en forma de burbujas. ¿Fue esta nueva prueba independiente para apoyar la interpretación mágica de la escalera de la bruja?
LAS INVESTIGACIONES DE TYLOR
Tylor escribió evidentemente Baring-Gould para preguntarle acerca de su fuente para la información en su historia de ficción. Recibió una carta en 1893 en el que Baring Gould dijo: "Me gustaría poder darle alguna cosa cierta sobre las escaleras de brujas". Afirma "Lo que pongo en "Sra. Curgenven "sobre el hundimiento de la escalera en Alberca de Dogmare de modo que a medida que se pudría, los malos deseos podrían escapar era pura invención propia. Sentí que debía conseguir sacarlos de alguna manera y conseguir una forma para liberarlos”. Baring-Gould preguntó entonces a Tylor por Marianne Voader, una mujer afama localmente por ser una bruja y ella "profesaba no saber nada acerca de tal cosa y que piensa que lo que tienes en Wellington no era más que una cadena conjunta de plumas para asustar a las aves de una hilera de guisantes”.
Tylor, nunca pareció encontrar las pruebas que estaba buscando. Antes de 1911, cuando se había retirado de Oxford y el objeto fue donado al Museo Pitt Rivers, la Escalera de las Brujas se había convertido por sí misma en un elemento de folclore. Fue re-utilizado como un elemento de la trama de una segunda novela en 1911, que tuvo el título del objeto. En 1891, Tylor había sugerido que "La opinión popular" era que el objeto había sido utilizado para la magia, "pero la opinión sin apoyo no es suficiente, y por lo tanto la cuerda debía ser conservada hasta que algo demostrara de una manera u otra si se trataba de un miembro de la familia de los instrumentos de brujería”. Fuera o no usada originalmente alguna vez para la magia, las brujas contemporáneas definitivamente si la usan.
LA SEGUNDA VIDA DE LA ESCALERA DE LAS BRUJAS
Desde los tiempos de Tylor la Escalera de la Bruja se convirtió en un elemento en la práctica de la Wicca o brujería contemporánea, en la que se pueden unir los deseos positivos. Sin embargo, esta tradición se ha dibujado en gran medida de las obras de Gerald Gardner, Margaret Murray y Charles Leland, todos ellos miembros prominentes de la Sociedad Folclórica, y por lo tanto propensos a haber tenido conocimiento del descubrimiento de Tylor. Como no se ha registrado nunca ningún otro ejemplo antiguo de la Escalera de la Bruja, es muy posible que gran parte de la tradición contemporánea de la utilización en la brujería de dicha escalera pueda derivarse de este único descubrimiento en el ático de una casa antigua en Somerset entre 1878 -1879.
De un artículo más largo por Chris Wingfield aparecido en otoño de 2010, en Diario de la Cultura Material 15 (3) "Un caso reabierto: la ciencia y el folclore de la escalera de la bruja”. Traducido al castellano por Alban Heruin
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