LA MEIGA DE LA ESCOBA DANZANTE

He contado pocas historias sobre mi propia familia en este lugar, sobre mi madre, sobre mi abuela, sobre mis ancestros, quizás por timidez, por que a pesar de que muchos consideren de que me expongo mucho por la redes sociales, en realidad, pocos, muy pocos me conocen. Estos días estoy en una revisión de mi propia infancia, de los pasos que me han traido hasta lo que soy hoy en día, y uno de esos pasos fueron las muchas historias que entre realidad y algo de fantasia se escuchaban en mi casa desde que tengo uso de razón...

Debian correr los finales de la década de los cuarenta del siglo 20, en la aldea de mi madre vivía una mujer mayor, soltera y solitaria, hacía las mejores escobas de retama que podaís imaginar, las hacía con todo el amor del mundo y se las ofrecia a los vecinos, nadie se las queria, solo se las aceptaba mi madre, por supuesto con el permiso de mi abuela. Está mujer enfermó de muerte, en la aldea se armó un gran revuelo, por que según se decia el cura intentaba entrar para darle los santos sacramentos, pero en cuanto lo veia lo amenazaba y le advertia que si queria hablarle primero debia quitarse la cabeza de ajos y el escapulario que llevaba escondido en su bolsillo. Algunos de los niños, con la curiosidad y la valentía que da la infancia se apresuraron a asomarse a la ventana de la moribunda para observar como moria una meiga. Pocos se atrevian entrar, y los que entraban lo hacian con amuletos o bañados en agua bendita, ella siempre los echaba.
En el último momento de su muerte, cuenta la leyenda que pronuncio una palabras que nadie recuerda, y su escoba se puso derecha, lo niños que observaban desde la ventana dijeron que incluso vieron como la escoba se movia sola, mientras la meiga gritaba por que dejaran coger la escoba a alguna chica soltera, eso no sucedió...en su último suspiro la escoba salió disparada por la ventana.

Esta historia se mueve entre la realidad y la ficción, rescatada de la memoria de una niña muy pequeña. Lo cierto es que esta meiga existió, yo misma he estado en la puerta de su casa, en el marco de esa puerta tiene unas cuantas cruces y estrellas talladas. También es cierto que jamás dañó a nadie, al menos que se supiera, y que muchos, a pesar del miedo que dicen que le tenian, acudian en su ayuda para multitud de cosas, desde curar el aire hasta quitar el mal de ojo, o el mal de amores. No tardaré en volver a subir a la aldea, si sentis curiosidad os mostraré fotos.

Zeltía La Loba.



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